viernes, 26 de diciembre de 2008

improvisación




-Cierra los ojos...confía en mí.

Me dijo esto mientras me ponía algo sobre los ojos, me cogió del brazo con cuidado y me llevó a través de toda la casa, al principio conseguí estar orientado, pero luego me dejé perder. Creo que nunca había estado en esa habitación, el suelo no estaba frío era cálido de madera tal vez, me sentó con cuidado y se cerró la puerta.

Pensé que me había dejado sólo, sentado en medio del suelo a oscuras, pero cuando le fui a llamar, empezó a sonar un piano, me quedé sentado esperando a que dijera algo, pero la música seguía latiendo, la sentía, era como si saliese de mi, cada nota me recorría por dentro y sacaba algo de mí, una sensación, un sentimiento, un recuerdo...

No me acuerdo bien, pero me tumbé para escuchar mejor, la venda estaba mojada, estaba llorando, pero no eran lágrimas de tristeza, de dolor amargo que te araña cuando sale, que te aprieta la garganta y no te deja respirar. Estas lágrimas no eran así, salían solas, no dolían, y según iban cayendo me sentía cada vez mejor.

Me dormí acunado por la música, tranquilo, relajado, como en una tarde verano tumbado en la hierba arropado bajo un árbol, mientras sientes como el cálido aire te acaricia la cara, mientras oyes como tu alrededor sigue como si nada, ajeno a ese momento en el que sólo estás tú y el mundo.

Cuando desperté ya no llevaba la venda. Al principio la luz me molestaba, veía borroso, era imposible distinguir nada con tanta claridad, cuando pude ver, seguía en esa habitación, no la recordaba así, busqué el piano, pero no había nada, sólo una habitación blanca donde estaba entraba el sol por la ventana.

Corrí por toda la casa buscando al pianista, al piano, aún oía la música sonar en mi cabeza, quería contarle, preguntarle, abrazarle, no lo sé, sólo quería que volviese a tocar, pero no había nadie allí. No conocía esa casa, no era donde yo había estado la noche anterior, donde había estado tanto tiempo, la otra casa era pequeña y un poco oscura, llena de cosas por todos lados, bonita, pero no de mi estilo.

Sin embargo esta casa era más espaciosa, con muchísima luz, ya que no había nada que tapase las ventanas, las paredes estaban pintadas de blanco, y en el suelo había una extraña tarima blanca, en las habitaciones apenas había muebles, y en algunas no había nada, aún seguía desconcertado de cómo alguien podía querer vivir así...en aquella casa tan vacía.

Aún hoy sigo desconcertado, la casa ya no se parece a lo que fue aquel día, sigue siendo la misma, pero la he ido amueblando y está preciosa. En aquella habitación donde me quedé dormido he puesto un piano, creo que algún día volverá aquel pianista a tocar para mí...







Improvisation.mp3 - nothing

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