domingo, 23 de noviembre de 2008

Escribiendo al Retoño...

La historia del retoño surgió en Septiembre, ya había oído hablar de él a través de un amigo, me contó que acababa de salir del armario y que no sabía cómo ayudarle en este proceso de salida del cascarón, así que le estuve dando algún que otro consejo para que lo pusiese en práctica con él.

Pero a finales de Septiembre le conocí en persona, al principio no me gustó, pero tenía un encanto que no llegaba a descifrar, tal vez fuese la idea de que es vasco, de que no había estado con nadie, o que miraba las cosas con la misma inocencia con que lo hice yo en su día. Ese día hasta que pude hablar con él me costó, ya que entre unos amigos y otros la conversación con él era un poco dispersa, y encima el chico estaba muy cortado, pero cuando ya empezamos a hablar para mi había un algo, lo mismo es que me veía a mi mismo con 18 años o que después de tanta fanta se me había subido el gas y lo miraba con otros ojos, pero cuando mejor lo estábamos pasando se fue sin dar ninguna explicación convincente, al día siguiente yo no sabía si se había ido por mi culpa o que le había pasado algo.

A los dos meses nos volvimos a juntar todos y le vi, esta vez un poco más distante que la última vez, por el camino habíamos hablado, nos habíamos escrito algún mail, algún mensaje, pero con cierta distancia. La verdad es que nunca he entendido estas distancias que ha tomado, yo las intentaba asociar a que es todavía un niño y no sabe cómo hacer frente a ciertas cosas, y ante algo que desconoce huye...

Con la excusa de un concierto nos juntamos dos semanas después de la última quedada, y esta vez sí que fui con ganas de zanjar el asunto, me costó un montón porque nunca me he lanzado a nadie o al menos a alguien que no ha dado señales de ningún tipo, las prácticas siempre han sido sobre terreno seguro, sobre tíos que me habían tirado los trastos y que no me iban a decir que no. Pero él dijo que no, que prefería dejarlo así.

Hoy cuando hemos estado hablando me ha dicho que le gustaría que le contará el que me pasaba los días del concierto...creo que lo difícil no ha sido hablarle de lo que me pasó, sino el contarle todo lo que me pasó sin tapar nada. Pero aun después de que me dijese que no sigo pensando que ese día de lluvia, en medio de una plaza desierta, debajo del paraguas, sino pasó nada fue porque le dio miedo no porque no le guste...

No hay comentarios: